Es más que probable que, cuando firmó su primer contrato para convertirse en protagonista de la saga Crepúsculo, el por entonces jovencísimo Robert Pattinson no llegase tan siquiera a imaginar un pequeño porcentaje del impacto que su figura tendría a partir de entonces entre la población adolescente, televisiones y revistas. Con auténticas avalanchas de fans a sus espaldas, capaces de hacer cualquier cosa por este vampiro moderno que camina a la luz del día, el joven británico se ha convertido en uno de los rostros más seguidos y deseados del planeta en un tiempo récord, pero… ¿cuál es su secreto?
A la hora de hablar del ‘estilo Pattinson’, son muchas las opiniones que difieren sobre lo acertado o no de sus looks en su dia a dia: el actor, conocido por su aspecto abiertamente desaliñado y su particular corte de pelo (o ausencia de él), es la comidilla de Hollywood por lo poco ortodoxo de sus estilismos, y el hecho de que, aun a pesar de su aspecto descuidado, se haya convertido en uno de los hombres más chic del momento según algunas prestigiosas revistas de moda. Donde otros cuidan cada detalle de su imagen, ya sea a la salida de un restaurante o en el mismo aeropuerto, ‘por si los papparazzi’, el estilo del joven actor no se caracteriza por otra cosa fuera de las funcionales gorras americanas, las grandes y oscuras gafas de sol, las sudaderas XL, los jeans o las clásicas camisetas de algodón, presentes en cualquier armario del mundo. Recursos de primera mano, perfectos para pasar desapercibido, o, en su defecto, lo menos fotogénico posible.
Sin embargo, no todo son desaciertos: muy al contrario de lo que sucede en su vida diaria, a la hora de vestirse de etiqueta, el actor deja una huella de estilo que no ha pasado inadvertida para los cazatendencias y ‘adictos’ a la moda masculina. Trajes de chaqueta de aspecto boho, camisas estratégicamente desabotonadas, y, el que sin duda se ha convertido en su mejor look hasta el momento, un conjunto dos piezas con chaqueta de dos botones en color borgoña, que lucía hace escasos meses durante el estreno de Eclipse en Los Ángeles. Una apuesta arriesgada, que el londinense supo combinar con acierto con una camisa en color azul pálido y una estrecha corbata gris: allí donde cualquier otro se habría decantado por los clásicos e infalibles gris, negro o marino, el actor se desmarcó con una opción poco popular, pero sin embargo efectiva, que le sentaba a las mil maravillas gracias al contraste de formas y colores.
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